miércoles, 27 de abril de 2011


Intento creer que estas inlcuso ausente pero eso ya no me alcanza. Necesito respirar y seguir adelante pero el aire no parece correr y los caminos se achican y acortan, se cruzan y me hacen caer. He intentado levantarme y caminar cuesta arriba pero un día de cansancio y nostalgia, he visto al diablo reirse de mi, de mi estado deplorable. No lo escuche cuando hace unos pocos años atrás me dijo que eras todo lo que nunca iba a querer para mi. Una parte de mi, sigue sin querer creerle pero los hechos hablan por si solos y a él le alcanzo con verte ir para comprobar que tenia razón, que lo nuestro no duraría más que un tiempo, nuestra historia tenia fecha de venicimiento. Me quejé, le pedí al menos que si el destino te llevaba lejos de mi, de lo nuestro, me quitara la cabeza para ya no pensarte, que me arrancase el corazón si era necesario, que se quedara con mi alma sin vida. Se rió de mi otra vez y te mostró, en su espejo, te mostró sonriendo, y del otro lado, me pude ver llorando como un espejismo sin silueta, pude entender que ya no era el motivo por el cual sonreías, eras felíz sin mi presencia, te sentías completo quizás, lleno de vida. Y yo, yo no podía estar hecha para vos: una chica fría, oscura y triste que nunca aprendió el significado de la felicidad ni sintió la luz rebosar su alma. 
Se me acerco, pude sentirlo rozando mi cabello, pude sentirlo hablarme al oído diciendo: "después de todo, nunca podrías haberle dado mucho más".
El diablo me dejo, sabía que ya no iba a levantarme, el sabía que no hacía falta apropiarse de mi alma, arrancarme el corazón o quitarme las ideas, el sabía muy bien que ya otro diablo lo había hecho. Otro diablo, vestido de hombre, me sedujo, me distrajo de mis propósitos y se quedó con todo lo que construí, con todo lo que era y quedaba de mi por ese entonces.


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